Como se esperaba, la última temporada de Game of Thrones dio mucho de qué hablar. A diferencia de los pronósticos, sin embargo, el sentimiento en la conversación fue negativo. Varios fans (al menos un millón de ellos) están molestos con los creadores David Benioff y D.B Weiss (D&D) por “arruinar” el show. Hay más gente unida para cambiar la octava temporada de GoT que para combatir el calentamiento global. El internet está inundado por cientos de artículos, miles de tweets, y días de rants en Youtube.
No lo sé. Para mí, la increíble experiencia de temporadas anteriores no fue arruinada por estos episodios. No quiero contribuir al Walk of Shame de los realizadores; agradezco su trabajo enormemente. Tampoco voy a negar que me siento decepcionado con su final, aunque admito haber disfrutado la temporada 8, y la --a veces más interesante-- especulación entre capítulos. No busco escribir una apología a D&D, ni una pieza cebo estilo Buzzfeed (“10 razones por las que GoT S08 apesta”), ni un ensayo intentando “arreglar la serie”. No sé cómo. Sólo quiero reflexionar un poco sobre la difícil situación de los creadores, algunas decisiones de guión guiones que se me parecen especialmente pobres, y cómo me siento al respecto.
Destinado para la decepción
El cierre del show estaba destinado a ser decepcionante. Las expectativas eran demasiado altas, los fans demasiado ávidos, la trama demasiado compleja, y la energía de los creadores cada vez más agotada. ¿Cómo complacer a millones de personas que han estado inventando sus propias teorías por años?
Game of Thrones ha sido responsable de reunir todos los lunes por la mañana a empleados, ejecutivos, compañeros, amigas, y rivales en recapitulaciones apasionadas del último capítulo, así como discusiones sobre lo que podría ocurrir la siguiente semana. La comunidad del show dispuesta a olvidar sus diferencias para unirse en fanatismo puro (lo más cerca que hemos estado de la paz mundial desde el auge de Pokemon Go en 2016). La serie es la más pirateada del internet desde hace años. Cada temporada rompió nuevos récords de audiencia. Para contrarrestar a los hackers y paparazzis, se grabaron escenas falsas que desviaran las especulaciones. Junto con Avengers: Endgame, GoT era el evento audiovisual más esperado del año.
Esto habla del excelente trabajo que hicieron D&D y su equipo en crear Game of Thrones, inspirándose en las aclamadas novelas de George R.R. Martin. Muchos han culpado el “deterioro” de GoT al hecho de que, desde la temporada cinco, la serie rebasó la trama de los libros y tuvo que empezar a crear su propia historia. Algunos ven la octava temporada como la evidencia máxima del fracaso del show sin la guía de Martin. Yo no estoy tan de acuerdo. Creo que una adaptación es, por sí misma, una forma de creación. Transformar un texto escrito a uno audiovisual requiere ingenio, conocer las reglas de ambos tipos de narrativa, y hacer muchos cambios para mantener el sentido --si bien no la forma--. En Thrones, incluso las primeras temporadas retratan momentos o personajes que no existen en los libros (Talisa, el romance entre Renly y Loras, o la pelea de Brienne y the Hound son algunos ejemplos). Octavio Paz decía que “el traductor no tiene más remedio que inventar [lo] que imita”. Opino que lo mismo es válido en adaptaciones para cine o televisión.
D&D partieron de los libros en un inicio, sí, pero luego continuaron con información que el mismo Martin les compartió sobre sus planes a futuro. Además, para las últimas temporadas, contaban con cientos de teorías de seguidores que ya habían analizado cuadro a cuadro (o página a página) todas las pistas. Creo que por eso las últimas temporadas se sienten llenas de fanservice y confirmaciones: R+L = J, dragón Zombi, Cleganebowl, the Queen in the North... Al mismo tiempo, es por esto que el desenlace de algunas historias resulta tan decepcionante: era inevitable que algún fan hiciera una versión mejor en Reddit, Tumblr, o Youtube. La creación como parte del proceso de adaptación no es un problema para Game of Thrones (demostrado por episodios tan satisfactorios como Hardhome, The Battle of the Bastards, y Winds of Winter), pero la presión y los prejuicios sí.
¿Había forma de satisfacer las expectativas ridículamente altas, los años de especulaciones, y la fragilidad de los puristas literarios? Quizás no. Me gusta creer que sí era posible (son pocos, aunque sí hay casos de éxito: J.K. Rowling con Harry Potter, el MCU con Avengers). A estas alturas, ni siquiera sabemos si George R. R. Martin será capaz de lograrlo. Hay quienes se reconfortan diciendo que “los libros corregirán todo”, no obstante falta ver si el mismo Martin podrá concluir su obra triunfalmente --y aprender de los fracasos de D&D en el proceso.
El final imposible
GoT tiene otro problema, --uno que, me atrevo a afirmar, está retrasando a Martin en escribir las siguientes novelas--: los personajes tienen demasiada vida y personalidad para obedecer una trama. Todos tienen sus propias motivaciones, metas, y valores. La serie sigue demasiados hilos narrativos ocurriendo simultáneamente. Cada personaje fluye por separado sin depender de otros, pero afecta al universo compartido; sus decisiones importan y cada acción tiene una consecuencia. La gente lucha, muere, o se alía egoístamente, impulsando a muchos otros a forjar su propio camino. Creo que es por esto que Game of Thrones llegó tan lejos en un principio: obedecer a sus personajes --no a una trama-- lo vuelve impredecible y emotivo. Se trata, por diseño, de una saga sobre oposición, no conciliación.
Sin embargo, pensar en terminar la serie significa apartarse de los personajes para concentrarse más desarrollar una trama. Implica forzar la convergencia en un show que es divergente por naturaleza: ciertos personajes y situaciones deben ocurrir para que otras cosas pasen. Para llegar a esto, veo dos caminos viables a los que seguramente se enfrentaron D&D --no, esperar a Martin no era uno de ellos--.
El primero, era extender la serie por años. Esto implicaba darse el tiempo para que los personajes, por su propias decisiones, ambiciones y temores, llegaran a donde debían estar. Este es el camino de mi serie favorita, Better Call Saul, pero, a diferencia de GoT, Saul tiene únicamenre media docena de personajes y dos líneas de historia. El riesgo de tomar la misma ruta con Thrones (con un elenco de veinte actores principales, y hasta diez historias simultáneas) era alargar la serie hasta el punto de hacerla aburrida o impacientar a sus fans.
Esto implicaría aguantar a algunos personajes en estados relativamente estáticos, mientras que los otros avanzaran lentamente hasta alcanzarlos. De hecho, este escenario ya había ocurrido antes: es la razón por la cual Dany estuvo en Qarth y Mereen por cuatro temporadas sin hacer gran cosa, o por qué vimos a Ramsey torturar repetitivamente a Theon por años. Claro, ayudaron a profundizar el estado mental de los personajes, pero, al mismo tiempo, no contribuyeron mucho a la trama. (Es por esto que Bran desaparece una temporada, y Rickon como tres: no habría nada nuevo que hacer con ellos).
La segunda opción para Game of Thrones era cambiar el estilo narrativo y empezar a priorizar una trama sobre la exploración de los personajes. Significaba acortar el camino a la meta, con el riesgo de alienar algunos fans. Esto fue lo que escogieron D&D. HBO les había ofrecido hasta 10 temporadas (100 episodios totales), pero ellos rechazaron. Con Star Wars en la puerta y una década de GoT a sus espaldas, lo último que querían era quedarse estancados más tiempo en el mismo lugar. ¿Pueden culparlos?
El problema, creo yo, es que su objetivo de 13 episodios (para 73 en total) estuvo mal calculado. El tiempo era suficiente para cubrir todos los puntos para cerrar la historia. Pero el ritmo sería increíblemente distinto, así como el enfoque en su narrativa. La historia era la misma, sí, pero el show empezó a ser otro. Lo que D&D no contemplaron fue que sus seguidores ya estaban acostumbrados a procesar e interpretar la serie de otra forma. La octava temporada llegó a hacer más para la historia que los primeros tres, durando la mitad de episodios que de costumbre. No hubo una transición; simplemente un cambio repentino en el que la trama absorbió a los personajes que antes dominaban la serie (con excepción del S08E02, The Knight of the Seven Kingdoms, que tiene algunos momentos hermosos).
(Quisiera agregar que, en mi opinión, la temporada seis hizo un trabajo magnífico en conciliar trama y personajes: aunque hay más rapidez en sus eventos, el ritmo no se siente comprometido pues dedicaron suficiente tiempo dentro y entre capítulos para dejar que las decisiones de sus personajes resonaran. Como resultado, la temporada tiene algunos de los capítulos peor evaluados de Game of Thrones, pero también los dos mejores para la crítica y el público.)
Viéndolo de esta forma, ninguno de los dos caminos disponibles para los creadores llevaba al éxito. Creo que estuvieron en lo correcto: era necesario empezar a enfocar GoT hacia un resultado final. Si tan sólo lo hubieran hecho con más gracia y menos desesperación. Esto llevó a D&D y su equipo a tomar varias decisiones decepcionantes; las tres más severas las voy a examinar próximamente……..
El final de Game of Thrones - parte 2 PRÓXIMAMENTE
Pero, hasta entonces, ¿ustedes qué opinan? ¿Les gustó esta temporada? ¿A qué creen que se debe tanta insatisfacción de los fans?