lunes, 23 de enero de 2017

La La Land

★★★★


(La La Land: una historia de amor)
USA: 2016, 128 min.
Clasificación: B
Director: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Con: Emma Stone, Ryan Gosling, John Legend
Musical. Romance.




No puedo mentir, La La Land siempre fue una película para mí. Un musical original, romance, homenaje a películas clásicas, protagonizado por Emma Stone y Ryan Gosling, grabado en cinemascope… es claro que no puedo ser particularmente ‘objetivo’. Sin embargo, la película es una encantadora experiencia. El director/guionista Damien Chazelle hace milagros al fusionar el optimismo de los musicales de 30’s y 50’s con el cinismo de los romances contemporáneos, y lograr mantenerse fiel a ambos. Sería casi una clase de historia del cine si no fuera por la insuperable energía y genuino sentimiento que imprime a cada cuadro de la película. Como nos mostró en Whiplash, es un director capaz de expresar a través de la música. Y vaya que lo logra.

No diré más de la historia salvo que, como era de esperarse, Girl (Emma Stone) meets Boy (Ryan Gosling) en L.A. contemporáneo. Y ya. Después de las naturales resistencias y complicaciones empiezan a enamorarse… Lo importante de La La Land no es su historia, sino la forma que se cuenta: los momentos clave están resaltados por música instrumental completamente original (del arreglista de Whiplash, Justin Hurwitz) y canciones creadas específicamente para la película. Aunque hay piezas que evocan los grandes números de baile y danza del musical clásico, los números de los protagonistas siempre son íntimos, grabados en vivo, lo que enfatiza la sensación de dos personas comunes y corrientes que simplemente se expresan a través de una canción.


Stone y Gosling son magníficos. Toda la película descansa en su carisma y química. No son los mejores cantantes o bailarines, pero la capacidad que tienen para resaltar genuinamente las emociones y deseos de sus personajes entre tanto espectáculo es increíble. Técnicamente, la película es envidiable. Destaco en particular la fotografía de Linus Sandgren, que, además de sus dinámicos planos secuencias, tiene un gran ojo para filmar Los Ángeles en sus horas más mágicas y hermosas, y así acompañar la pasarela de color de los vestuarios de Mary Zophres y el magnífico, ambiguo y atemporal diseño de producción de David y Sandy Reynolds-Wasco (Tarantino estaría orgulloso).

Entre la música, el baile, el diseño, la edición, la iluminación, la cámara y los buenos actores, es imposible no recomendar o disfrutar esta película. Pero, sobre todas las cosas, lo que más permanece en el público es lo profunda y honesta que es la pasión de Chazelle por sus personajes, por su romance, por su película, por el cine.  La La Land tal vez no sea la octava maravilla cinematográfica ni la reinvención del musical, pero sí es una experiencia conmovedora y muy emocionante.

((¿Alguien más pensó en Boogie Nights viendo La La Land?))


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