lunes, 14 de mayo de 2018

Isle of Dogs

★★★ ½

Isla de Perros
USA: 2017, 101 min.
Clasificación: A
Director: Wes Anderson
Guión: Wes Anderson.
Historia: Roman Coppola, Jason Schwartzman, Kunichi Nomura, Wes Anderson.
Con: Bryan Cranston, Koyu Rankin, Kunichi Nomura, Ed Norton, Bill Murray, Bob Balaban, Jeff Goldblum, Liev Schreiber, Scarlett Johansson, Frances McDormand, Greta Gerwig.
Comedia. Aventura. Animación.


Wes Anderson y la animación stop-motion son el uno para el otro. A través de este medio, el obsesivo director tiene la libertad de crear literalmente cada elemento tal y como lo imagina. El resultado es su película más estéticamente impresionante hasta ahora: Isle of Dogs es un ejercicio en forma y estilo positivamente excesivos, que serían abrumadores en manos de alguien más, pero Anderson permea de entusiasmo y asombro (casi infantil) cada cuadro, manteniendo nuestro completo interés.

La historia es sencilla, pero --como es su costumbre-- el director la enreda empleando prólogos, saltos temporales y paréntesis narrativos. En el futuro cercano, la ciudad de Megasaki, Japón, es una distopía controlada por un corrupto Mayor (Kunichi Nomura), quien atemoriza a su gente cuando una epidemia ataca a todos los perros. Como resultado, exilia a estos animales a una isla cubierta de basura, donde planea exterminarlos para siempre. Su pupilo, Atari Kobayashi (Koyu Rankin), escapa para salvar a su guardián, Spots (Liev Schreiber), y en el camino, será ayudado por un excéntrico grupo de canes, liderados por Chief (Bryan Cranston). Mientras, en la ciudad, una alumna de intercambio (Greta Gerwig) investiga su teoría conspiracionista detrás de la epidemia.


El gusto de ver una película de Wes Anderson, más allá de la trama y el humor ácido, es admirarlo admirar su propio ingenio. Este es un hombre muy listo (a veces demasiado) que parece filmar sólo para divertirse a sí mismo. Es un niño jugando (con perritos y samurais en este caso), por eso su trabajo tiene reacciones muy divididas: hay quienes encuentran encantador presenciar cómo explora los límites de su imaginación; y hay quienes lo encuentran inmaduro y condescendiente. Yo en lo personal disfruto mucho de sus películas más recientes, los considero trabajos íntegros de construcción de universos, y ya no cuentos ligeramente pretenciosos sobre adultos inmaduros (como Rushmore o The Royal Tenenbaums).

Lo cierto es que Anderson no es un director que conecte con sus emociones y personajes de una forma cálida u orgánica (Moonrise Kingdom sigue siendo, a mi parecer, su mejor película, por ser la única en la que el corazón triunfa sobre el estilo). En Isle of Dogs, la relación principal niño-perro aún se siente algo apurada y obligada; y los chispazos románticos parecen innecesarios. Lo que sí logra consistentemente este director, es estimular nuestro intelecto. Aquí cada encuadre está tan lleno de detalles simpáticos, que en todo momento había alguien en la sala de cine emitiendo una risa sutil. Y, sobre todas las cosas, Anderson nos regala un nuevo festín visual y auditivo.


Los diseñadores de producción Paul Harrod y Adam Stockhausen (el último ganó el Oscar por Hotel Budapest) crean un universo rico, asombroso, y bellísimo, usando cultura japonesa y pilas de basura como inspiración. La decisión de construir sets, maquetas, modelos y efectos visuales con materiales reales --en vez de por computadora-- le da a la película una sensación táctil e hiperrealista (incluso cuando todo es fantástico). Los elementos japoneses funcionan bastante bien a nivel narrativo y visualmente Wes los aprovecha para rendir varios homenajes a Kurosawa y compañía. Los zooms, pans, y travellings de cámara andersionianos están aquí también, y su efecto cómico es tan simpático como siempre (al igual que los letreros y señales, con los que se da vuelo en esta ocasión porque #kanjis) . Y, sobre todo, la música de Alexandre Desplat, llena de tambores taiko y flautas, evoca a la perfección las grandes épicas niponas, al tiempo que dan urgencia y ritmo a la historia.

Creo que Isle of Dogs es la película más creativa de Wes Anderson hasta ahora. Es un trabajo de pura imaginación, y la animación le permite romper sus propios límites. En esta ocasión no es tan afectivo o empático, a pesar de sus claros comentarios políticos. (También creo que su resolución fue algo anticlimática). Aun así, es un trabajo que merece ser visto --y más de una vez, para disfrutar y encontrar todos los detalles--, merece ser querido, y debe ser apreciado para cualquier amante del cine. Ya estoy emocionado por su siguiente película, cualquiera que sea.


viernes, 11 de mayo de 2018

Avengers Infinity War

★★★ 



USA: 2017, 149 min.
Clasificación: B
Director: Anthony & Joe Russo
Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely.
Con: Todo el mundo :O Robert Downey Jr., Chris Hemsworth, Mark Ruffalo, Chris Evans, Benedict Cumberbatch, Tom Holland, Josh Brolin, Scarlett Johansson, etc etc etc etc etc
Superhéroes. Acción. Aventura.


Por mucho tiempo, pareció que ninguna acción en el MCU tenía repercusiones significativas: nuestros héroes triunfaban sobre cualquier villano, ya sea Ultron, Ronan, Hela, Dormammu, el Mandarín falso, el intrascendente villano de Thor 2, Hydra, etc. Sabíamos que siempre estarían a salvo del peligro, porque Disney ya había anunciado una secuela u otro crossover donde aparecerían después. Pero ya no más. Infinity War es la primera película de Marvel con consecuencias reales. Es el principio del fin, así que ya no necesita alargar la historia del Universo Cinematográfico, sino ajustar sus piezas para hacerla terminar.




La ganancia principal de este cambio es una tensión y suspenso que no existía en ninguno de los 18 títulos anteriores de esta saga (con posible excepción de Winter Soldier), así como el impacto emocional de ver a los Vengadores enfrentarse a un problema que, ahora sí, tal vez no puedan superar. Además, los guionistas Markus y McFeely, consiguen meter sorpresas y escenarios inesperados, que, sumados a la ambición de tener a 20+ superhéroes a la vez, dan a la experiencia suficiente originalidad --aunque no elevan la película a una propuesta novedosa, como The Dark Knight o Logan-- y exaltación.

La trama involucra tantos puntos que no pienso describirla. A veces puede parecer demasiado saturada (definitivamente alguien nuevo al MCU se sentirá más que perdido), pero, en general, los hermanos Russo consiguen equilibrar el tiempo de cada personaje, y combinar humor, acción, y tragedia. Thanos (Josh Brolin) es un villano sorprendentemente zen. La película se da el tiempo de explorarlo lo suficiente para entenderlo y, por ello, no es desechable. Además, el hecho de que su código de honor (sacrificar a muchos para que todos sobrevivan) se contrapone al de nuestros héroes (no sacrificamos a nuestros amigos), en particular de Tony Stark.



Las batallas y peleas son incesantes --aunque no tan masivas como uno esperaría--, pero los cineastas encuentran formas de combinar las habilidades de los personajes para que sigan siendo entretenidas (aunque, honestamente, el 80% de los Avengers golpea y tiene el poder de la súper gimnasia). En particular, exijo que Marvel encargue un crossover de espías internacionales con Natasha (Scarlett Johansson), y el Crew Black Panther: Okoye (Danai Gurira), Nakia (Lupita Nyong’o -tristemente ausente en este filme-) y Shuri (Letitia Wright).

En fin, creo que Infinity War apunta a algo bueno. Sigue siendo una primera parte de algo mayor, pero tiene una resolución a los problemas principales que plantea. Honestamente, en acción y trama no es realmente tan distinta al resto de las películas de Marvel, pero se beneficia de la urgencia de parar a Thanos y la fragilidad de la vida de nuestros héroes. Tengo fe en que la siguiente Avengers nos llevará, al fin, a algo nuevo. Mientras tanto, podemos disfrutar -y sufrir- con este muy entretenido blockbuster.