★★★
No habrá otra película este año que admire y me desespere tanto como Dune (Duna). Es una contradicción cinematográfica que deseo ver múltiples veces, aunque sea para decidir cómo me siento sobre ella.
Por un lado, es un acto de teletransportación: Denis Villeneuve y su equipo conjuran todo un universo. La sensación de escala se equipara a épicas como Lawrence de Arabia o Ben Hur; los personajes lucen diminutos frente a las dunas y las naves espaciales. El diseño de Patrice Vermette, a la vez ancestral y futurista, te golpea con detalles tan palpables que deben ser ciertos.
Muchas películas de ciencia ficción se enfocan en el brillo o los láseres y terminan mezcladas en una mismo futuro genérico, una proyección holográfica que ya hemos visto mil veces. Eso no pasa aquí. En parte, se debe a la mitología de Frank Herbert, que es densa y detallada, más Señor de los Anillos que The Tomorrow War. Pero, también, es el respeto y eficiencia que tienen Villeneuve y sus guionistas: les permite llenar de mitología sin sacrificar claridad (una claridad que hubiera deseado cuando leía la novela, la verdad).
Sin embargo, para todo el éxito que muestra Dune (Dune) en la creación de mundos y culturas… no tiene, en realidad, una historia. La película es el equivalente a un prólogo de dos horas y media, con suerte un Acto I que llama a la acción a nuestros personajes pero termina antes de que empiecen a actuar (al menos hasta 2023, cuando salga la segunda parte). Esto no hace de Dune (Dune) una película inerte, más bien, es otra de sus contradicciones: pasa todo y no pasa nada.
La fascinación que tiene Villeneuve para explorar este universo es tan completa y tan entregada, que vuelve satisfactorio el sólo observar naves abriendo sus compuertas, o a Lady Jessica caminando por pasillos altísimos. (Rebecca Ferguson parece empecinada en ser la MVP de todas las franquicias y lo está logrando). Sí hay tramas (o promesas de tramas), sí hay personajes (muchos) y, de hecho, cada uno tiene su momento de brillar y darse a conocer… aunque, al final, salí con la sensación de estar desconectado de ellos. Y, a pesar de eso, me importó todo lo que les pasaba, gracias al cuidado (casi voyeurismo) con el que fueron presentados.
La película existe para sentir el universo de Arrakis (la duna del título) aún más que para seguir la historia de su gente. Y qué gran forma de retratarlo. El director de fotografía, Grieg Freiser, con sus close-ups en movimiento, excelente uso de la profundidad de campo, y una iluminación oscura (muy oscura) y naturalista que se integra a la perfección con los efectos visuales, nos hace sentir que todo es realidad (sin tener que recurrir a artificios pseudo-documentales, como agitar la cámara o abusar de zooms).
No obstante, sillegué a emocionarme en alguna escena, fue más por el excelente diseño de sonido de Mark Mancini, que por la imagen, los actores (que son increíbles) o el guión. Su uso de silencios y ruidos es tan controlado que evoca, por momentos, la sensación majestuosa de ver una pirámide o un templo histórico; y, por otros, la intimidad terrorífica de una película de terror antes de atacarte con un jump scare.
Y, sobre todo, está el score de Hans Zimmer, que encapsula lo que amo y cuestiono del músico: su capacidad de imprimir energía sobre cualquier imagen es en ocasiones sublime, pero, también, frustrante cuando impone lo épico sobre la cosa más corriente (conocer yogur sin azúcar a la música de Batman v Superman te hace sentir como una leyenda). Aquí, sus capas de voces sellan la teletransportación en los mejores momentos de la película (¡Sardukar! ¡Brujas espaciales!), aunque intentan engañarnos gran parte del tiempo: nos empujan a la emoción (general), pero no despiertan emociones (por la historia o sus personajes).
Nada de eso importa, creo yo. Dune (Duna) es el show de Denis Villeneuve. El director de películas que he admirado tanto como Arrival (Top 10 de la década para mí) nos comparte este acto de amor al universo que ha capturado su imaginación por décadas. Su capacidad de crear atmósferas (sigo estresado por Sicario) y ritmos (viva su editor Joe Walker, maestro detrás de Blade Runner 2049) es tan poderosa que puede salirse con la suya, aún sin completar una historia. Y, ojo, no lo digo como algo malo: ¿cuántos directores pueden presumir de haber conjurado un universo entero?
Dune (Duna) es un logro cinematográfico . La parte dos definirá —para mí, al menos— si es un logro de narración o sólo de técnica.
Ficha técnica:
USA: 2021, 155 min.
Clasificación: B
Director: Denis Villeneuve
Guión: Jon Spaihts, Denis Villeneuve y Eric Roth.
Con: Todo el mundo :O Timothee Chalamet, Rebecca Ferguson, Oscar Isaac, Jason Momoa,
Sharon Duncan-Brewster, Javier Bardem, Zendaya (casi), Josh Brolin, Stelan Skarsgard,
Stephen McKinley Henderson, Charlotte Rampling….
Ciencia Ficción. Aventura.
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