★★★½
USA: 2014, 125 min.
Clasificación: B15
Director: J.C. Chandor
Guión: J.C. Chandor
Con: Oscar Isaac, Jessica Chastain, David Oyelowo, Albert Brooks, Elyes Gabel.
Drama. Crimen. Thriller. Independiente.
Injustamente ignorada por la temporada de premios, A Most Violent Year fue de lo mejor del año pasado. El director/guionista J.C. Chandor opta por un acercamiento reflexivo y paciente en su forma de narrar la historia, y conjuga todos sus recursos para crear el mood perfecto: sombrío, esperanzador y peligroso. Se pregunta qué tan lejos puede llegar una persona que sólo hace lo correcto y cuestiona si un hombre es capaz de mantenerse fiel a sus principios a pesar de su entorno.
1981. El año con más crímenes registrados en Nueva York. Abel Morales (Oscar Isaac), un inmigrante en EUA, acaba de adquirir un pequeño negocio de petróleo de su suegro gángster y trabaja arduamente para volverlo legítimo. El Fiscal de Distrito (David Oyelowo) lo sigue de cerca, aún sin creer que está siguiendo el camino del bien para crecer la empresa. Como parte de sus planes, Abel cerró el trato para comprar una propiedad vecina al negocio… sin embargo, cuando el banco se retira (culpa del Fiscal) de la inversión, Abel debe conseguir el resto del dinero en 30 días o perderlo todo.
De nada lo ayuda que sus camiones de petróleo están siendo asaltados por una banda clandestina, o que el líder del sindicato de conductores le exija un permiso para portar armamento (ilegal) y así defenderse de estos ataques. Tampoco ayuda que su esposa, Anna (Jessica Chastain) --la explosiva hija de un mafioso, a fin de cuentas-- le recrimine su debilidad para defender a su familia, e insista tomar medidas con sus propias manos. O que su abogado (el genial Max Brooks) lo instigue a tomar decisiones bajo la mesa. Pero Abel se mantiene firme en hacer lo correcto; cualquier desliz podría significar el final de su sueño, más con el Fiscal tan cerca.
Más allá de sus elementos de crimen e intriga, A Most Violent Year es realmente un detallado estudio de su protagonista, y, como Abel, Oscar Isaac da una magnífica actuación. Su papel es el de una bomba que implota, y, para ello, interioriza a la perfección cada una de sus emociones: la ira contenida, las esperanzas ocultas, la tristeza disimulada, el esfuerzo que le cuesta controlar sus impulsos. El contrapunto de su personaje es Anna, su esposa, siempre explosiva, errática y contradictoria. Jessica Chastain la interpreta con maestría: a veces una madre dulce, otras una esposa implacable; a veces fuerte, y otras vulnerable. Es otra actuación muy bien controlada.
El mood de la película captura, también, el estado interno de Abel, al tiempo que presenta a la violenta ciudad de NY en 1981. La fotografía de Bradford Young es consistentemente oscura y amenazante y rodea de sombras a los personajes (la iluminación de interiores recuerda a veces a El padrino). La música de Alex Ebert es solemne y melancólica, un ambiente más que una banda sonora. Y el ritmo del editor Ron Patane favorece tomas largas y cortes separados entre sí, lo que invita a la reflexión de la audiencia (excepto en las escenas de acción, esas sí son muy tensas).
J.C. Chandor ha hecho sólo tres películas (las otras dos son Margin Call --sobre la crisis económica-- y All Is Lost --sobre un naufragio--), pero ya ha demostrado un rango amplio y su indiscutible talento. En A Most Violent Year retoma películas de los 70’s (en ritmo, tema y tono) y logra su --hasta ahora-- mejor trabajo. Tal vez no sea una obra revolucionaria o icónica, pero definitivamente es una película excelente que merece ser vista y reconocida. Además, comprueba que, tras su actuación aquí y en Inside Llewyn Davis, la Academia le debe al menos una nominación a Oscar Isaac.
Lo Mejor: Oscar Isaac. Jessica Chastain. Plantea grandes preguntas sobre la moralidad. Excelente ambiente. Buen trabajo de fotografía. Demuestra que se puede hacer una película sobre el crimen sin glorificarlo de alguna manera (eh, Scorsese). La persecución es digna de The French Connection y eso es decir mucho.
Lo Peor: Algunas decisiones exageradas desentonan con el mood sutil y controlado. No tiene ningún momento icónico o memorable para perdurar en la historia del cine.
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