lunes, 4 de enero de 2016

Steve Jobs

★★★½

(Steve Jobs)
USA: 2015, 122 min.
Clasificación: B
Director:  Danny Boyle
Guión:  Aaron Sorkin
Con: Michael Fassbender, Kate Winslet, Jeff Daniels, Seth Rogen, Michael Stuhlbarg, Katherine Waterston.
Drama. Biopic.



Entiendo, Steve Jobs es una película difícil: su protagonista es despreciable, su estructura inusual y sus diálogos son tan intensos como las persecuciones de Mad Max. No me sorprende que la audiencia se haya alejado de la película (un fracaso en taquilla internacional). Pero, lo inusual, es que también los críticos y la industria se han olvidado de reconocerla en lo que va de esta temporada de premios. Tal vez sea víctima de un estreno demasiado tardío, ahora que han salido cientos de libros y documentales sobre Apple y su fundador. Este nuevo filme podrá no ser del agrado de todos, pero es, indudablemente, de las mejores películas de 2015.

Aaron Sorkin brillantemente se aleja de todas las convenciones de los biopics, y en vez de intentar compactar toda una vida en dos horas (como hace Jobs con Ashton Kutcher), monta tres puntos clave en la vida/carrera de Jobs que ilustran y construyen a su personaje. Podrán ser invenciones del guionista y podrán depender demasiado en coincidencias ficticias, sin embargo, están perfectamente documentadas. A mi parecer, el resultado de este acercamiento es más honesto y verdadero que un burdo y vago resumen. Los logros de Steve Jobs los conocemos, de una forma u otra, pero lo que interesa a Sorkin es explorar cómo era el hombre.


Así, cada uno de los tres actos es un excelente drama tras bambalinas --ocurrido en tiempo real-- de la presentación de tres inventos importantes. En ellos, se muestra a Steve Jobs (Michael Fassbender) en momentos de gran estrés lidiando con todos los aspectos de su vida: su obsesión con el más mínimo detalle en cada una de sus creaciones, los equipos detrás de ellas --que a veces merecen más crédito que él en su éxito--, sus empleados, sus empleadores, su ex pareja Chrisann (Katherine Waterston) y la hija a quien se rehúsa a reconocer.

Fassbender está magnífico como Jobs. No se parece mucho en lo físico (aunque el sutil trabajo de maquillaje hace maravillas para darle un correcto aire), pero proyecta la misma inteligencia y arrogancia que él. Lo único comparable a su crueldad es su magnetismo y carisma, así que, por más desagradable que se muestre es imposible perderle el interés. Tal vez por eso, gente brillante como Joanna Hoffman (Kate Winslet, magnífica, siempre sensible sin tener que sacrificar la fortaleza de su personaje), Jack Scully (Jeff Daniels, un maestro hablando Sorkin), o Steve Wozniak (Seth Rogen, inesperadamente sutil) luchaban por mantenerse a su lado y enseñarle a ser mejor, casi como si fueran sus padres.

De hecho, el guión obtiene cohesión en el tema de la paternidad. Jobs era más un papá para sus inventos que para su familia; era huérfano pero encontró figuras paternas en otros; se sentía rechazado por el mundo y luchó para obtener reconocimiento, al tiempo que rechazaba a todos los demás. La estructura de tres actos de Sorkin permite no sólo presentar momentos importantes de su crecimiento profesional y personal, sino mostrar cómo el tiempo lo fue cambiando. Aquí es donde la interpretación de Fassbender realmente brilla, cuando muestra atisbos de las emociones más profundas que tanto quiere reprimir.


Crédito también debe darse al director Danny Boyle, que emplea su estilo hiperkinético para crear un ritmo urgente y mantener el paso a los rápidos diálogos de Sorkin. En general controla su tendencia a estilizar demasiado las cosas (aunque algunas instancias de imágenes sobre imágenes roban demasiada atención), permitiendo que la poderosa historia y sus actores luzcan por cuenta propia. Y, en su ayuda, están el fotógrafo Alwin H. Küchler y el compositor Daniel Pemberton que ayudan a una gran dinámica visual y auditiva.  

Sin embargo, al final del día, el show pertenece a Sorkin y a Fassbender, que exploran la mítica figura de Jobs alejándose de toda tentación de caer en indulgencias o sentimentalismos. Que el personaje resulte a veces demasiado irritante es parte de la belleza de la película: su genio era terrible, pero en ningún momento dejaba de ser genial. Si no quieren perderse uno de los mejores filmes de 2015, háganse un favor y permítase ver Steve Jobs.



Lo Mejor: Michael Fassbender merece el Oscar. Sorkin sigue escribiendo diálogos monumentales. Brillante trabajo de todo el reparto. Un enfoque original a una historia conocida.

Lo Peor: El primer acto puede resultar fastidioso. A algunos les va a costar trabajo empatizar con Jobs.

Paréntesis: Cada acto fue filmado con un formato diferente, para expresar la transición de la tecnología y darles una apariencia más distintiva: el primero en 16mm, el segundo en 35mm y el último en digital.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario