viernes, 26 de enero de 2018

Darkest Hour

★★

Las horas más oscuras
USA: 2017, 125 min.
Clasificación: B
Director: Joe Wright
Guión: Anthony McCarten
Con: Gary Oldman, Kristin Scott Thomas, Stephen Dillane, Lily James, Ronald Pickup, Ben Mendelsohn.
Biopic. Drama.


La entera existencia de Darkest Hour fue pensada para darle un Oscar al actor que interprete a Winston Churchill. Nada más. El resto de la película ni siquiera hace un esfuerzo por hacer un retrato detallado --o interesante-- del primer ministro británico. Afortunadamente, el papel cayó en manos de un excelso trabajo de maquillaje --diseñado por Kazuhiro Tsuji-- ayudado por Gary Oldman, un actor de un compromiso y meticulosidad innegables. 

El guionista Anthony McCarten toma la decisión de enfocar el biopic en el primer mes de Churchill en su cargo, cuando la amenaza de la invasión Nazi se extendía por todo Europa. ¿Qué se debe hacer? ¿Negociar la paz? ¿Encarar la guerra? ¿Atemorizar a la gente con las noticias? ¿Mentirles por piedad? Son preguntas genuinamente interesantes, que Churchill --o el guión-- ni siquiera consideran por un momento: lo correcto es encarar a Hitler y no rendirse. Fin. (Y tenía razón, eso lo sabemos ahora, pero en ese tiempo debió suponer una incertidumbre verdadera).

Las otras dos horas de la película, más que explorar los pros y contras de todas las alternativas, muestran a Churchill vociferando a su familia, a su secretaria, al parlamento, al rey, y a todo lo que cruce su camino, intentando demostrar que él está bien y los demás mal. Los momentos de “duda” se sienten más bien como rabietas y corajes. Si tan sólo el guión hiciera un esfuerzo en pintar a Churchill como algo más que una Leyenda, posiblemente se habría ocupado en abordar sus emociones, inseguridades, culpas, o sentimientos. No obstante, al presentarlo más grande que la vida, el conflicto de la trama nunca tiene resonancia personal con él. ¿Qué lo motiva? ¿Qué lo hace ser de esta forma?


Todos los personajes secundarios están escritos como un intento para humanizarlo y guiar al público sobre lo que debería estar sintiendo. Lily James es su secretaria, Miss Layton, que, después de ser bulleada por él, se vuelve su admiradora y más devota subordinada (no sé cómo funciona eso). Kristin Scott Thomas (totalmente desperdiciada) es su esposa Clemmie, quien desde el inicio nos dice “yo sé que lo importante para ti es la política y nosotros siempre seremos relleno” y efectivamente, su personaje nunca más vuelve a ser relevante (aunque esta escena es la única con resonancia emocional). En general, todas las subtramas se abandonan o descuidan en algún momento. Nadie más que Churchill importa aquí.

Entonces, pues, ¿qué tan increíble es Gary Oldman como Winston Churchill? Mucho, aunque en Darkest Hour está lejos de su excelencia habitual. Por supuesto, el actor desaparece bajo el maquillaje (como ha hecho muchas veces). Claro que su voz se escucha como la del primer ministro y sus movimientos lo evocan a la perfección (sin caer en burdas imitaciones). Pero, para todo su esplendor técnico, el personaje está emocionalmente vacío. Más que una melodía, la interpretación es una sola nota... tocada de maravilla, por supuesto, pero nada más. Su Churchill nunca trasciende gritar, ser un bravucón con los demás (justificado porque él está en lo correcto siempre), y ser hábil con las palabras. El guión le otorga grandes oportunidades para hacer comentarios ácidos (“deja de interrumpirme cuando te estoy interrumpiendo”) y exclamar a los cuatro vientos. Pero, al no encontrar otros matices, se vuelve repetitivo, tedioso e incluso, anticlimático: al momento de su icónico discurso “We Shall never Surrender” lo hemos oído gritar taaaaaantas veces que ya no tiene impacto.



Los esfuerzos del director Joe Wright (Pride & Prejudice, Atonement) por traer energía e inmediatez a la trama se agradecen, aunque al final ni siquiera él puede hacer mucha diferencia (es imposible ocultar un paréntesis manipulador, falso y completamente fuera de lugar que interrumpe el clímax de la película). El compositor Dario Marianelli es el único enfocado en crear tensión, ritmo, o emoción en la historia; su pulsante música (con solos del pianista Vikingur Olafsson) es el verdadero MVP. También, el fotógrafo Bruno Delbonnel (uno de mis preferidos, con trabajos diversos como Amelie, Harry Potter 6 y lo más nuevo de Tim Burton) llena de sombras y oscuridad todos los cuartos, creando una atmósfera fría e incómoda --igual que Churchill --.

A pesar de sus muchas nominaciones a los premios de la Academia (incluyendo una a Mejor Película) creo que Darkest Hour, aunque técnicamente intachable, es una película mediocre. Genuinamente se me hace una tristeza que Gary Oldman --reconocido por habilidad para crear personajes originales y excéntricos-- al fin gane su esperadísimo Oscar por una actuación tan cliché. Véanla por el gozo de disfrutar a Gary Oldman vociferando como Winston Churchill dos horas sin parar.



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