lunes, 25 de mayo de 2015

Tomorrowland

★★★


USA: 2015, 130 min.
Clasificación: A
Director:  Brad Bird
Guión:  Brad Bird, Damon Lidelof
Con: George Clooney, Britt Robertson, Raffey Cassidy, Hugh Laurie, Thomas Robinson
Ciencia Ficción. Aventura. Infantil.



No pude evitar caer en el encanto de Tomorrowland. Es tan optimista, tan inocente, tan divertida, y tan refrescante en este mundo de secuelas/remakes… que es imposible no disfrutarla, a pesar de sus errores. Incluso cuando se pierde en sus propias ideas o se vuelve descaradamente aleccionadora, siempre hay algo más importante que opera en ella: es una película que cree en la humanidad; nos asegura que aún no hemos perdido la capacidad de hacer un cambio. Genial… ¿no?
La mayoría de la crítica ha recibido a Tomorrowland fríamente. No puedo evitar pensar: ¿Realmente es tan mala? ¿O es esta otra prueba de nuestro cinismo? En cierto sentido, siento que rechazar la película es rechazar la importancia de su mensaje: el futuro está en nuestras manos, nosotros lo moldeamos de acuerdo a lo que creemos. Y ahí está el asunto, ¿en qué vamos a creer?: ¿En el bien? ¿En la resignación? ¿En que todo está terminado? ¿En nosotros? ¿En esta película? ¿O de menos en su mensaje?


Ya. Suficiente. No es un asunto denso. De hecho, todo es muy simple (mas no tonto). El director, Brad Bird  (Los Increíbles, Misión Imposible 4), se especializa en la aventura. Durante 130 minutos, impregna todo de una energía y capacidad de asombro tan honestas, que es fácil dejarse llevar todo el tiempo. La película se construye como una especie de rompecabezas, es un misterio que no empieza a cobrar sentido hasta aproximadamente la mitad. Por eso, conviene no detallar mucho en la trama.
Diré únicamente que Casey Newton (Britt Robinson), una optimista chica que “sabe cómo funcionan las cosas”, encuentra un pin misterioso que le muestra a otra dimensión: un lugar futurista lleno esperanza. También diré que un pin similar llegó años antes al amargado Frank Walker (George Clooney, excelente en un rol poco sustancioso). En su infancia, Walker era un inventor positivo y perseverante, motivado a inspirar a la gente, y ayudado por la sabia y enigmática Athena (Raffey Cassidy). Cómo se relacionan ambas historias es algo que ustedes deben descubrir.
Realmente, no hay ningún problema con todo el principio de Tomorrowland. Vaya, con los primeros 100 minutos. No es una obra maestra, pero logra un gran balance entre personajes interesantes, diálogo simpático, y efectos especiales bien logrados (el uso de cámara virtual, por el ganador del Oscar Claudio Miranda, es vital para lograr brillantes transiciones entre el mundo real y Tomorrowland). Así debería verse la ciencia ficción familiar.


El problema está en el cierre: la revelación del misterio carece de impacto. Después de pasar tanto tiempo hilando detalladamente todos los elementos, se precipita a dar conclusiones, como si no supiera de qué forma terminar y prefiriera hacerlo lo más rápido posible. Además, la resolución desentona con el tono de la película: Bird antepone la cursilería a la honestidad; el final resulta más melodramático que triunfal. Y sí, lo sabemos, el mensaje es importante, pero no tenían que restregarlo en nuestras caras.
Independientemente de todo, creo que no deberían perderse Tomorrowland. Es extraño encontrar una película que nos haga sentir bien, no por ignorar o idiotizar los problemas (cough Guten Tag Ramón), sino por creer que podemos resolverlos. Hoy en día, parece que lo oscuro, lo cínico y lo pesimista está en tendencia. Pocas cosas nos hacen confiar en nosotros. Dejen que ésta sea una.

Lo Mejor: Genuinamente divertida. Secuencias de acción emocionantes y bien filmadas. Sorprendente impacto y honestidad emocional. El girl-power sigue en tendencia con Disney. Raffey Cassidy es una revelación. Mensaje relevante.


Lo Peor: Mensaje relevante… manejado sin sutileza. Le falta punch a la revelación del misterio y le sobra cursilería. Algunos puntos interesantes (como el intermedio de la vida de Walker) son dejados sin explorar. Descubrimos que Brad Bird no es perfecto (sí, eso es triste).


domingo, 24 de mayo de 2015

HE VUELTO: Cannes 2015, IMAX y lo que les debo

HE VUELTO. Hace mucho no hago esto. Han sido semanas pesadas y llenas de trabajo. Sé que no es justificación. Al menos, en mi consciencia está que no dejé de ir al cine y hacer reseñas de algunas películas (de hecho, para mañana les tengo la de Tomorrowland)…… De cualquier forma, finjamos que no pasé tanto tiempo sin escribir.



La noticia más grande de la semana es el palmarés del Festival de Cannes 2015, anunciado justo hoy.

Palme d'Or: Dheepan, de Jacques Audiard
Grand Prix: Son of Saul, de Laszlo Nemes
Mejor Director: Hou Hsiao-Hsien por The Assassin
Mejor Actor: Vincent Lindon por The Measure of a Man
Mejor Guión: Chronic, por Michel Franco
Camera d'Or (Mejor Ópera Prima): La Tierra y la Sombre, de Cesar Acevedo
Mejor Actriz: [Empate] Rooney Mara por Carol Y Emmanuelle Bercot por Mon Roi
Palme d'Or (Cortometraje): Waves ’98, por Ely Dagher
Premio del Jurado: The Lobster, por Yorgos Lanthimos

Como de costumbre, sabemos muy poco de las películas en competencia (todas se estrenaron en Cannes, y sus lanzamientos oficiales suelen empezar en otoño… y eso en Estados Unidos. Aquí generalmente debemos esperar a la Muestra Internacional de la Cineteca o sólo un par de años. Nada más.) Lo que sí se sabe es que los resultados causaron --como siempre-- polémica. Primero porque, a pesar de recibir de las peores críticas en todo el festival, el cine francés triunfó en varias categorías.


Segundo, porque todos esperaban que la Palma de Oro fuese para The Assassin, Son of Saul, Carol o Mountains May Depart. No para Dheepan. Al final, Assassin fue reconocida por su estilística y osada dirección (dicen las críticas); Saul se llevó el equivalente al segundo lugar; Carol ganó en mejor actriz (para Rooney Mara, la co-protagonista de la película, que comparte el premio con alguien que no es Cate Blanchett, Carol, la verdadera protagonista); y Mountains se quedó con nada. AHHHH, por cierto, el mexicano Michel Franco ganó en guión. YAY (?) (Me chocó Después de Lucía).
Ganadora a Mejor Actriz, Rooney no-Carol Mara
Dheepan --dirigida por el francés Jacques Audiard-- es un ex-combatiente de los Tigres de Liberación del Tamil en Sri Lanka (quealguienmeexpliquequeeseso). Exiliado, huye a París donde encontrará un trabajo como custodio en un barrio peligroso. Con él viajan una mujer y su hija de nueve años, que fingen ser parte de su familia, para salir del violento Sri Lanka. Sin un conocimiento de francés o de la cultura, los tres deberán hacer todo para integrarse y adaptarse a un entorno que tal vez no sea muy distinto al suyo….
Dheepan
La película obtuvo buenas críticas en general, aunque leí en todas partes que el final apesta. Tendré que esperar a verla y juzgar por mi cuenta. A decir verdad, las últimas dos ganadoras de la Palma de Oro no me convencieron mucho. En 2013, la francesa La vie d’Adèle se me hizo excesivamente repetitiva, sin una propuesta estética memorable. La considero inferior (en todos los sentidos) a Inside Llewyn Davis, Only Lovers Left Alive, y Like Father, Like Son. Y la ganadora del año pasado, Sueño de Invierno, es un gran drama, pero no se compara con la crítica social e impacto dramático de Leviathan; con el ambiente melancólico de Foxcatcher; la contundencia de Goodbye to Language; o la emocionalidad de Mommy o Deux jours, une nuit.
Auillard, ganador de la Palma de oro

En fin…. a chismes más comerciales. Estoy muy atrasado con estos. Por ejemplo ,ya todos vieron y se enamoraron del look de los personajes de Suicide Squad. Sigo creyendo que son muchos personajes para que todos luzcan o se distingan (no quiero que sean los enanos del Hobbit)... pero el Joker y Harley Queen se ven increíbles. Con que ellos tengan presencia, mi vida está hecha. Estas son algunas fotos de la escena filtrada que el chismosísimo Perez Hilton subió a su página.


Otra cosa que ya todos saben es que mi tortuga, mi tía y Disney e el vago de la esquina son las nuevas adiciones del elenco de Captain America: Civil War. Bueno, no tan así. Pero el cast ya es enorme. No sólo los esperados, sino también Ant-Man, Black Panther… y ahora Martin Freeman.


Lo que tal vez no sepan es que Disney e IMAX acaban de cerrar un contrato. Así es: todas las películas del MCU tendrán su conversión a IMAX, para hacernos gastar más en los boletos por una imagen agigantada. Sin embargo, lo más interesante es que los hermanos Russo decidieron filmar Avengers: Infinity War (las dos partes) TOTALMENTE en IMAX. Toma eso Nolan. TODO Avengers 3 filmado en gigante (en FILME en vez de en digital, lo que es hermoso). Es una tarea gigante y, para ello, los Russo practicarán con algunas secuencias en Civil War (á-la The Dark Knight). UFF.



Siento que debo poner más para compensar. Me aventaré un sprint. Reese Witherspoon será Tinker Bell en vivo: una molestia muy innecesaria. Se acaba de aprobar Now You See Me 3, antes incluso de tener la dos: ¿nadie más ve el mal agüero? El segundo spin-off de Star Wars será sobre Bobba Fett: ¿en serio alguien quería esto? Akiva Goldsman se empeña en tener su Transformers CInematic Universe: FUUUUUU. También quieren hacer una secuela de El fugitivo: FUUUUUUUUUx2. Roger Deakins será el fotógrafo de Villeneuve para Blade Runner 2: SIIIIIIIII (de menos). Y ya. Quede frito. Hasta pronto. En serio.



viernes, 22 de mayo de 2015

Autómata


★½   

España, Canadá: 2014, 109 min.
Clasificación: B
Director:  Gabe Ibáñez
Guión: Gabe Ibáñez, Javier Sánchez Donate, Igor Legarreta
Con: Antonio Banderas, Dylan McDermott, Robert Forster, Melanie Giffith
Ciencia Ficción


El título, Autómata, parece referirse al trabajo del director, Gabe Ibáñez, más que a su película. Lo que pudo ser una interesante --si bien poco original-- entrega de ciencia ficción, resultó en un aburrido, predecible y exagerado refrito. Es como un Blade Runner sin estilo, inteligencia, o personajes interesantes; un Yo, Robot sin acción o carisma; o simplemente una terrible imitación de Neill Blomkamp (Chappie, District 9). Iugh.
Antonio Banderas es Jacq Vaucan: esposo responsable, futuro padre y asegurador de ROC, la corporación que produce a los autómatas del título. Estos son robots, diseñados para ayudar a la supervivencia humana en la inhóspita Tierra del año 2044. Como medio de control, se les instauran dos leyes de la robótica protocolos: 1) Deben preservar la vida. 2) No pueden modificarse a sí mismos.
No es sorpresa que, cuando Wallace, un violento policía (Dylan McDermott), reporta a un robot que intentaba autorepararse, ROC entra en pánico y manda a Vaucan a descubrir la verdad o, de menos, inventar a un culpable. Lo que descubre es algo peor: una oleada de robots modificados, que evidentemente ignoran los protocolos. ¿Quién está detrás de ellos?  ¿Qué significa esto para el futuro?
Las respuestas de Ibáñez son superficiales, sacadas de Ciencia ficción para Dummies. De hecho, todos sus personajes salieron de ahí. Jacq Vaucan es un protagonista irritante que nunca nos importa. Su esposa, Rachel (Birgitte Hjort Sorensen), parece hecha de cartón. Wallace es la caricatura de un villano. Sólo se salva Robert Forster, que interpreta con honestidad al jefe de Vaucan, transmitiendo el cansancio y la culpa que tiene por ser uno de los sobrevivientes de la Tierra.
Realmente, lo más interesante de la película son los autómatas. Ibáñez puso un gran esfuerzo en su diseño, y se empeñó en usar siempre animatronics y marionetas reales. El resultado es visible: sus robots tienen más vida que sus personajes. O su historia. Autómata es un desastre, y ni siquiera uno entretenido.


Lo Mejor: Premisa prometedora. Diseño de androides. Las decisiones de voz para los autómatas son excelentes (destacando a Javier Bardem).

Lo Peor: Antonio Banderas. Guión torpe y predecible. Personajes planos. Ya han visto todo esto en películas mejores.



domingo, 17 de mayo de 2015

Mad Max: Fury Road

★★★


USA: 2015, 120 min.
Clasificación: B15
Director:  George Miller
Guión: George Miller, Brendan McCarthy, Nick Lathouris
Con: Tom Hardy, Charlize Theron, Nicholas Hoult, Hugh Keays-Byrne, Rosie Huntington
Acción. Aventura.



En 1979, George Miller sorprendió con Mad Max y sus asombrosas persecuciones de automóviles hechas con dos pesos (bueno, casi). Ahora, 36 años después, con un presupuesto de $150 millones de dólares, Miller expande su universo y hace maravillas. Los cines comerciales no habían visto algo tan intenso como Mad Max: Fury Road. Es una locura. Cada escena desborda acción frenética, llena de estilo y una creatividad maliciosa. Es más, toda la película es una interminable persecución. Agotadora y laaaaaaarga, sí, pero épica y memorable en el mejor de los sentidos.
El planeta es un desastre: se han terminado los recursos y la humanidad ha enloquecido. Sólo queda un gran desierto, donde Max Rockatansky (Tom Hardy) es uno de los sobrevivientes. Vive atormentado por los recuerdos; la gente que no pudo salvar lo persigue en visiones infernales. ¿Está él más cuerdo que los demás? No importa. De cualquier modo es capturado por los locos, que lo llevan a su ciudad donde Immortan Joe (Hugh Keays-Byrne) controla el agua (uno de los tres recursos importantes, junto con las armas y la gasolina) y rige despiadadamente.


A pesar de ser venerado como una deidad, el control de Immortan no es absoluto, pues una de sus aliadas, Furiosa (Charlize Theron, magnífica), se revela y roba sus bienes más preciados. Así inicia la persecución: Immortan quiere de vuelta lo que es suyo; Furiosa quiere redimirse haciendo lo correcto. Ella maneja un imponente camión de guerra, pero él tiene una legión de devotos conductores que harán todo para ayudarle y conseguir la gloria eterna. Entre ellos está Nux (Nicholas Hoult), un joven ambicioso que está enfermo, y necesita encadenar a Max para usarlo como “bolsa de sangre”, por su salud.
Son detalles como este los que me hacen detenerme con la explicación de la trama. No es necesaria. Esta no es una película para la razón. Tiene lógica dentro de su universo demente, y eso es todo lo que necesitamos. Lo importante son los personajes, y los vínculos que forman entre tanta locura. Miller reduce la historia y los diálogos al mínimo, y manda el foco a ellos: siempre es claro lo que sienten, lo que quieren y qué les pesa; todo por la forma en la que actúan, ya sea con una mirada o un golpe. Hardy y (especialmente) Theron sorprenden por el sentimiento implosivo que mantienen a pesar de todo el frenesí.


Y vaya que es un tarea difícil, pues la película completa son dos horas de puro frenesí. Como ocurre con Speed, Bourne o Terminator, una vez que inicia la acción, ya no hay vuelta atrás; todo se hace cada vez más y más grande. Pero a pesar de la gloriosa coreografía de cada choque y explosión, lo mejor es como lucen. El fotógrafo John Seale hace un magnífico trabajo al embellecer el horror: los colores agresivamente saturados, los movimientos super kinéticos de cámara, y el brillante manejo de la velocidad (sea slow-motion o grabando con más cuadros por segundo para delinear mejor el movimiento); todos llevan la acción más allá de la cordura. Además, el estilizado uso de CGI es el complemento perfecto para alejarse de la realidad y crear entornos claramente dementes (aunque a veces resultan excesivos). Y qué decir de la implacable edición de Margaret Sixel: nos atrapa en un torbellino de imágenes gloriosas y jamás nos deja escapar.
La misma descripción aplica para toda la película. Con Mad Max: Fury Road, Miller -a sus 70 años- nos deja exhaustos, sorprendidos por su exceso de energía y creatividad. Todo es exagerado, todo es ridículo, y al mismo tiempo, todo es glorioso. Escuchen los buenos rumores que circulan y vayan a verla. Dudo que el verano saque entretenimiento mejor.


Lo Mejor: Frenética. El trabajo de efectos prácticos y dobles. Charlize Theron. Favorece acciones sobre diálogo o explicaciones. John Seale hace que todo luzca hermoso.


Lo Peor: Algunos secundarios son demasiado caricaturescos. Puede resultar genuinamente agotadora. La escena final luce débil en comparación al resto.


Paréntesis: Sí, en las películas originales, Mel Gibson era Mad Max. Y el director está detrás de el puerquito Babe y de Happy Feet. Qué miedo.