Chappie

★★ ½

USA: 2015, 120 min.

Clasificación: B15

Director:  Neill Blomkamp

Guión:  Neill Blomkamp y Terri Tatchell

Con: Sharlto Copley, Hugh Jackman, Dev Patel, Sigourney Weaver, Ninja, Yo-Landi Visser

Sci-fi. Acción. Aventura.

A la mitad de Chappie me sentí emocionado, no por lo que veía, sino por la posibilidad de un futuro remake, que explotara las grandes ideas que esta película seguía sin desarrollar. Hollywood, si pudiste hacer un nuevo Spider-Man en sólo 5 años, espero otro Chappie para 2020. No porque este sea (tan) malo, sino porque pudo ser excelente. Es una mina de oro sin explotar.

Johannesburgo, Sudáfrica. Debido al alto índice de violencia, las autoridades implementaron un programa de policías androides para reducir las bajas en sus fuerzas. No obstante, el creador de estos drones, Deon Wilson (Dev Patel), está más interesado en desarrollar Inteligencia Artificial que soldados autómatas. En cambio, su jefa, Michelle Bradley (Sigourney Weaver), no quiere nueva tecnología: su empresa ya está sacando mucho dinero con los policías y planea seguir así. Aunque tenga que recortar los fondos de sus otros ingenieros, como Vincent Moore (Hugh Jackman), que desconfía de las máquinas y quiere robots operados por humanos. (Dato curioso: Tuve que googlear cómo se llamaba su personaje, porque es un detalle nada importante que la película pasa muy rápido)

Por otra parte, los malos de la ciudad están con las manos atadas. Un grupo de gangsters (Ninja, Yo-Landi Visser, José Pablo Cantillo; todos irritantes) secuestra a Deon para que les de una forma de apagar a los autómatas. Pero él estaba a punto de hacer al primer robot consciente y autónomo --usando las partes de un dron caído-- y los gángsters encuentran en esto una oportunidad para apoderarse de la fuerza del enemigo. Sin embargo, el pequeño Chappie (Sharlto Coplay excelente en el motion capture) es como un niño pequeño, al que deberán educar, entrenar, e incluso engañar, para convertirlo en uno de ellos.

Lo más decepcionante de Chappie es que nunca se atreve a examinar las implicaciones morales, tecnológicas, sociales y hasta existenciales que plantea. ¿Qué es la conciencia? ¿Fuimos hechos para morir? ¿Qué le enseñamos a los niños? ¿Construimos para destruir, o por el placer de construir? ¿Qué tan apegados podemos estar a la tecnología? ¿Cuándo perdimos la inocencia o la capacidad de hacer el bien? En vez de análisis, recibimos toneladas de diálogos (gritados a máximo volúmen) que sobre explican ideas obvias, como, por ejemplo, “¡Chappie es sólo un niño!”.

No puedo decir que no disfruté de la película. Tiene todo lo que me gusta del director/guionista Neill Blomkamp: crítica social, excelentes efectos visuales, acción entretenida y violenta, increíble diseño de nueva tecnología, y espacios decadentes altamente realistas. Sólo me hubiera gustado que el guión lo haya escrito con ayuda de mentes más arriesgadas, como Spike Jonze (Her, Being John Malkovich) o Andrew Niccol (Gattaca, The Truman Show). (Aunque es tierno que su co-guionista sea su esposa, Terri Tatchell. Tierno pero inútil). También es irritante que la película se volviera una telenovela en el último acto: necesitábamos sutileza e inteligencia, no exageración desmedida.

Parece que tendré que esperar a una versión más decente de Chappie, aunque deba hacerla yo mismo.  Es imposible no admirar el terreno fértil en el que trabaja Blomkamp, aunque, al final del día, no haya permitido que nada floreciera. A pesar de este tropiezo, aún creo en él. Sus historias son fantásticas. Tal vez sólo deba empezar a buscar nuevos guionistas.

Lo Mejor: Plantea brillantes ideas. Sharlto Copley hace un trabajo digno de Andy Serkis (Gollum). Los efectos son casi invisibles.

Lo Peor: No desarrolla lo que plantea. Exceso de gángsters. Falta de Deon. Parece que la única dirección que le dieron a Hugh Jackman fue: “Di absolutamente todo lo que piensas y haces, eso te hará parecer malo".

Paréntesis: Los subtítulos aquí en México hicieron el intento de traducir la jerga gangsta mothafuka… con resultados hilarantes y muy imprecisos (“Es hora de la meme, culero” es mi ejemplo favorito).