★★★★
USA: 2014, 165 min.
Clasificación: B15
Director: Richard Linklater
Guión: Richard Linklater
Con: Ellar Coltrane, Patricia Arquette, Ethan Hawke, Lorelei Linklater.
Drama. Coming-of-Age.
Si piensas que lo único interesante de Boyhood es una paciente realización de 12 años, te equivocas. Esto es mucho más que un experimento. Ver Boyhood no es sentarse a ver una película que intenta imitar la realidad, sino observar -por 165 minutos- a la vida misma. Ninguna película (o al menos ninguna que yo haya visto) había capturado el día a día de manera tan genuina.
La historia (si es que podría llamarse historia a esto) es sencilla: la vida de Mason (Ellar Coltrane), un chico de Austin, Texas, de los seis a los dieciocho años de edad. No hay más. No hay falsos conflictos, villanos, coincidencias milagrosas, deus-ex-machina, o ningún otro recurso de la ficción. Esto no quiere decir que no ocurra nada, sino que todo lo que pasa son cuestiones cotidianas: a los 10, el gran problema de Mason es tener un nuevo corte de cabello; a los 18, es decidir a qué dedicarse y qué hacer con el resto de su vida.
Además, la película también explora todas sus relaciones importantes. De nuevo, estas son tratadas con extremo realismo. Los personajes van y vienen; quien importaba un año desaparece al siguiente. Amigos, vecinos, novias, padrastros, madrastras, todos van cambiando. Hay sólo tres figuras constantes en su vida: su Mamá (Patricia Arquette), quien lucha desesperadamente por sacar a flote a su familia; su Papá (Ethan Hawke, excelso), divorciado y desobligado, que visita de vez en cuando para consentir a sus hijos; y su hermana Samantha (Lorelei Linklater).
Aunque pareciera que la premisa es tediosa (casi tres horas de conflictos mundanos), es sorprendente lo entretenida y conmovedora que resulta Boyhood. Nos transporta de vuelta a nuestra infancia y nos hace reflexionar sobre nuestro propio proceso de crecimiento. La facilidad de la película para conectar con su audiencia y hacerla identificarse con Mason es es su cualidad más importante.
Nada de esto funcionaría sin el tremendo compromiso del director/guionista Richard Linklater por generar autenticidad. Nada es vistoso o llamativo y no tiene por qué serlo. El diseño, la fotografía, el sonido y la edición son discretos, a veces imperfectos, como lo serían en la vida real. Las interpretaciones son naturalistas y relajadas; jamás se sienten como actuaciones. Y luego está la filmación de 12 años. Viendo la película, resulta el elemento menos importante, aunque, paradójicamente, sin esto, la experiencia sería un fracaso. No es un experimento para apantallar, sino un recurso esencial para cumplir el propósito de la película: plasmar la realidad a través de la ficción.
Boyhood es una película valiente y memorable, un testimonio del poder del cine para capturar un momento en el tiempo y el espacio. Linklater hace milagros para capturar con naturalidad y autenticidad lo cotidiano, y, además, consigue hacerlo ver entretenido, emocionante y -sobre todo- fácil. Sin duda, esta es de las mejores películas del año.
Lo Mejor: Logra aprovechar y trascender el "truco" de los 12 años de filmación. Actuaciones naturales y emotivas (en especial la de Ethan Hawke). Realmente NUNCA han visto algo así.
Lo Peor: Linklater a veces introduce algunos conflictos "tradicionales" que se sienten fuera de lugar (sí, hablo las subtramas de los nuevos esposos de la Mamá).
Paréntesis: Aún no sé qué le ven a la futura ganadora del Oscar, Patricia Arquette. Sí hace un buen trabajo, pero nadie debería ganar tantos premios sólo por cumplir.
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