sábado, 28 de febrero de 2015

Ida

★★ ½

Polonia: 2013, 82 min
Clasificación: B
Director:  Pawel Pawlikowski
Guión: Pawel Pawlikowski, Rebecca Lenkiewicz
Con: Agata Trzebuchowska, Agata Kulesza,
Drama.


Mis reacciones hacia Ida fueron increíblemente contradictorias. Admiré la paciencia y minimalismo en su historia, pero me frustró su falta de ritmo y la simpleza de su conflicto. Adoré la belleza de las imágenes, pero la encontré vacía y distrayente. Me cautivaron las interpretaciones, aunque encontré bobos a los personajes. Leí una reseña que decía: algunas de sus más grandes virtudes están en conflicto entre sí. No podría estar más de acuerdo.
Anna (Agata Trzebuchowska) es una novicia huérfana que vive en Polonia comunista de los 60s. Antes de hacer sus votos, descubre que aún tiene un familiar vivo: su tía llamada Wanda (Agata Kulesza), una juez comunista, alcohólica y fumadora. Cuando va a visitarla, descubre que pertenece a una familia judía, desaparecida durante el Tercer Reich, y que ella realmente se llama Ida Lebenstein.
Así, Anna(Ida) y Wanda inician un recorrido para encontrar lo que ocurrió con los padres de Ida. En el camino, descubrirán más de sí mismas que de sus pasados. Anna se acerca a la juventud polaca (representada por un joven jazzista) y se le presenta la opción de no tomar sus votos. Wanda, siempre dura en corte, deberá enfrentarse a justicia de la vida, y superar la pérdida su familia, así como su decisión haber abandonado a su sobrina en un convento.
El problema es que la película es igual de sintética que mi resumen. El proceso de búsqueda es ridículamente lineal y sin algún contratiempo. El viaje no emocionante, no tiene un misterio y jamás mantiene nuestro interés. Cuando al fin descubren la verdad de su familia, la escena no resulta catártica, sino anticlimática. ¿En serio eso es todo?, me pregunté. Pawlikowski y Lenkiewicz, los guionistas, escogieron desarrollar así su historia para darle más espacio a los conflictos personales de las dos mujeres.
Sin embargo, no ayuda que los conflictos internos de Anna(Ida) estén profundamente enterrados. Más que ocultos, parecen perdidos. Trzebuchowska es un muro de concreto --por decisión del director Pawlikowski, sí, pero para frustración de la audiencia--. Uno debe adivinar de qué forma le afecta el viaje, si es que lo hace en lo absoluto. SPOILER Lo peor es que, al final, ni siquiera parece haber importado que la historia ocurriera, porque ella regresa a lo mismo, sin demostrar algún descubrimiento trascendente SPOILER. ¿En serio eso es todo?, seguí preguntándome.


Agata Kulesza, como Wanda, es la única que proporciona un vínculo emocional con la película. Su personaje, sin perder el estilo minimalista del director, demuestra ferocidad y arrepentimiento detrás de cada mirada glacial y rostro inexpresivo. Es una interpretación magistral, que te hace empatizar con sus elecciones, por más horrendas que hayan sido. ¿Por qué no es ella la protagonista?
Aunque la dicotomía entre ambos personajes --una casi muerta (emocionalmente), la otra llena de vida-- sea también decisión de Pawlikowski, al final es error que aleja a la audiencia: evita cualquier tipo de empatía con Ida, su protagonista. Lo peor es que, al simplificar el viaje (y eliminar cualquier misterio) con el propósito de enfocarse en los problemas emocionales (que nunca llegan con la intensidad necesaria), tampoco hay forma de interesarse o empatizar por su lucha. Todo es muy simplón.
La único que mantiene nuestro interés son las gloriosas imágenes. Los directores de fotografía (Lukasz Sal y Ryszard Lenczewski, nominados al Oscar) y diseñadores de producción (Marcel Slawinski, Katarzyna Sobanska) crean encuadres fríos y tristes, que refuerzan lo minúsculos que son sus personajes ante un mundo grande, e igualmente desdichado. Sin embargo, su tendencia a reducir visualmente algunos elementos no siempre es para bien, pues Trzebuchowska y su inexpresividad desaparecen en estas tomas mucho más interesantes. Lo peor es que, de nuevo, esa era la intención del director.
¿Entienden, pues, mi frustración con Ida? ¿Puede una película tomar tantas decisiones interesantes y terminar siendo tan aburrida? ¿Querría un director intencionalmente alienar a su audiencia, intentando -al mismo tiempo- generar su empatía? Aparentemente sí. Al final, admiro a Ida sólo por sus partes, jamás por su conjunto.


Lo Mejor: Agata Kulesza. Hermosa fotografía. Sencilla y correcta recreación histórica.

Lo Peor: Aburrida. Poco interesante. La búsqueda no tiene chiste, y los conflictos son muy pequeños. No funciona en conjunto.




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