viernes, 6 de febrero de 2015

Whiplash


★★★★

USA: 2014, 107 min.
Clasificación: B
Director: Damien Chazelle
Guión: Damien Chazelle
Con: Miles Teller, J.K. Simmons, Melissa Benoist.
Thriller. Musical. Drama.


Esta es una de esas películas que nos recuerdan el poder del cine para emocionarnos, tensarnos, alegrarnos, hacernos contener el aire, aferrarnos al asiento y querer explotar en aplausos. Whiplash es un triunfo, inspiradora e inquietante en igual medida.

   La historia es sencilla: Andrew Neiman (Miles Teller) quiere ser el mejor baterista y hará lo que sea para lograrlo. Cuando el conductor Terrence Fletcher (J.K. Simmons) lo descubre tocando un solo, se interesa en él y lo admite como baterista suplente en su banda. La prestigiosa Studio Band es la mejor de del Colegio Shaffer (su escuela), y tocar en ella significa un gran paso para la carrera de Andrew. Sin embargo, será el paso más costoso que tomará en su vida.
   El problema no es que Andrew sea un baterista mediocre, sino que Fletcher, obsesivamente exigente, busca la perfección en cada uno de sus músicos. Sus métodos para obtenerla son diversos y cada uno más terrible que el anterior: amenazar, gritar, insultar, aterrorizar, humillar, explotar, golpear, aventarles sillas... ¿Y por qué lo aguantan sus músicos? Simple y sencillamente, porque es el mejor. Su meta es empujarlos a hacer cosas que jamás creyeron posibles. "No hay dos peores palabras que 'bien hecho'" sostiene Fletcher.
   Lo aterrador del asunto es que la película parece apoyar esta tesis: motivado por el terror de Fletcher, Andrew descubre nuevas fronteras en sus capacidades. ¿Pero qué tan lejos puede llegar antes de quebrarse? ¿Qué tan lejos debería llegar? ¿Qué está dispuesto a hacer para volverse el mejor? La forma en que el guionista y director Damien Chazelle plantea estas preguntas es más que suficiente para erizarnos la piel.
   Como en todas las grandes películas, Chazelle toma una historia increíblemente específica para apelar a temas universales. Lo mejor es que, sin importar el conocimiento musical del espectador, Whiplash te hará saber y sentir todo lo que necesitas. El diseño sonoro trae a la vida cada una de las piezas y hace hincapié en cada uno de los sonidos de la batería, de forma en que siempre sabemos qué es lo que ocurre con Andrew. Y la fotografía de Sharone Meir encuentra diversos e interesantes encuadres para el reducido espacio de la batería, de forma en que el espectador conoce cada parte del instrumento.
   Sin duda, las mejores secuencias de toda la película son los enfrentamientos (musicales) entre Andrew y Fletcher, en los que Teller y Simmons aportan una intensidad capaz de incendiar la pantalla (y las bocinas). Son sus interpretaciones, más que la frenética edición o las energéticas piezas musicales, las que nos mantienen inmersos en la película. Teller, actor y baterista, (que según los creadores interpreta todos sus solos en vivo), refleja un genuino esfuerzo y sufrimiento en todo momento. Y Simmons, siempre aterrador, nunca cae en la trampa de interpretar al conductor como un monstruo deshumanizado: es claro que a Fletcher lo mueve su pasión por la música, no el sadismo (aunque ambas cosas no estén peleadas). 
   Whiplash es una película pequeña, que ha generado poco dinero y que, sólo gracias a su presencia en los Oscar de este año, llegó relativamente a tiempo a nuestra cartelera (aunque dudo que esté más de dos o tres semanas en cines). Aprovéchenla mientras puedan. 


Lo Mejor: Miles Teller y J.K. Simmons. Increíble uso de música. Un guión simple pero siempre lleno de giros inesperados. Los últimos 15 minutos.

Lo Peor: La subtrama amorosa puede resultar algo superficial (aunque no injustificada).



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